
Nunca ha sido mejor ver paisajes en una caja que saber qué es el aire fresco congelándote
las lágrimas que surcan las arrugas de tus ojos al entornarlos para mirar y ver que te siguen desde
lejos...
Nunca se siente más descanso que cuando te sientas exhausto en un tronco tras comprobar
que quizás eres el eslabón perdido entre el hombre y la cabra, solo por recuperar esa gracia natural
para avanzar dando saltos de roca en roca sin miedo a la cercanía de los acantilados...
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